La declaración de los Treinta originó un cisma en la CNT que duró varios
años (hasta 1936). Los firmantes fueron desalojados de los puestos de
dirección de la central anarquista por ser considerados
colaboracionistas con el gobierno republicano. Sin embargo sus
propuestas no iban descaminadas, sólo que no sintonizaban con las
esperanzas de una revolución libertaria que rápidamente eliminara las
injusticias sociales. Era una época en que, paradójicamente luego de
haber conseguido más libertad, primaba la impaciencia.
Este libro, agotado, de John Brademas describe la situación.
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